Desde el Centro Provincial de Salud Mental y Adicciones (CPA) de Cañuelas, dependiente de la Subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Vilolencias en el Ámbito de la Salud Publica del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, teniendo en cuenta los suicidios acontecidos en nuestra comunidad en las tres ultimas semanas y la situación de aislamiento social, que puede poner en riesgo a diversas personas que se encuentren atravesando distintos padecimientos psicosociales, confeccionaron un listado de factores de riesgo y factores protectores para las personas con conductas suicidas.
A su vez, en este contexto el CPA está brindando un sistema de guardia telefónica de lunes a viernes de 9 a 13 horas, desde donde se da asistencia, contención, orientación e información telefónica. Para comunicarse con la asistencia deben llamar al (02226) 423600 o al 0800-222-5462.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
• Una pérdida reciente o seria. Esto puede incluir la muerte de un miembro de la familia, un amigo o una mascota. Los niños pueden sentir que la separación o el divorcio de los padres, o una ruptura con el novio o la novia es como una profunda pérdida, además de la pérdida del empleo de uno de los padres, o que la familia pierda su casa.
• Un trastorno psiquiátrico, particularmente un trastorno del estado de ánimo, como la depresión, o un trastorno relacionado con estrés.
• Intentos de suicidio anteriores aumentan el riesgo para otro intento de suicidio.
• Trastorno de consumo de alcohol y otras sustancias, así como también involucrarse en muchos problemas, tener problemas disciplinarios, involucrarse en comportamientos de alto riesgo.
• Tener dificultades con su orientación sexual en un ambiente que no sea respetuoso o que no acepte dicha orientación. El problema no es si el niño es homosexual o la niña es lesbiana, sino si tiene dificultades en un entorno que no le apoya.
• Un historial familiar de suicidio es algo que puede ser realmente significativo y preocupante, como lo es también un historial de violencia doméstica, abuso o negligencia infantil.
• La falta de apoyo social. Un niño que no siente el apoyo de un adulto importante en su vida, así como también de sus amistades, puede aislarse tanto que el suicidio le puede parecer la única salida a sus problemas.
• Acoso. Sabemos que ser víctima de acoso es un factor de riesgo, pero también hay cierta evidencia de que niños que son acosadores pueden tener un riesgo más alto de comportamiento suicida.
• Tener acceso a productos y/o artículos letales, como armas de fuego y pastillas.
• El estigma asociado a pedir ayuda. Una de las cosas que sabemos es que mientras más desesperadas y desamparadas las personas se sienten, tienen más probabilidad de elegir hacerse daño a ellos mismos y terminar con su vida. También si ellos sienten mucha culpa o vergüenza, o si ellos se sienten que no valen nada o si tienen baja autoestima.
• Barreras para acceder a servicios: Dificultades para recibir servicios que necesitan de verdad incluyen la falta de proveedores de servicio bilingües, medios de transporte no confiables, y el costo financiero de los servicios.
• Las creencias culturales y religiosas de que el suicidio es una manera noble para resolver un dilema personal.
En contraposición los factores protectores son los que pueden mitigar el riesgo de involucrarse en un comportamiento suicida. Ellos son:
• Buenas habilidades para resolver problemas. Los niños que son capaces de ver un problema y buscar maneras efectivas de manejarlo, y la capacidad de resolver conflictos de manera no violenta, tienen un riesgo menor.
• Conexiones fuertes. Mientras más fuertes son las conexiones que los niños tienen con sus familias, con sus amigos, y con las personas en la comunidad, tienen menor probabilidad de hacerse daño a ellos mismos. En parte, eso es porque se sienten queridos y apoyados, y en parte porque tienen personas a quienes acudir cuando están teniendo dificultades y se sienten realmente atrapados.
• Acceso restringido a productos y/o artículos letales, como armas de fuego y pastillas.
• Creencias culturales y religiosas bajo las cuales el suicidio está mal visto y se apoya la auto-preservación.
• Acceso relativamente fácil a intervención clínica apropiada, ya sea a psicoterapia, terapia individual, grupal, familiar, o medicamento si es indicado.
• Atención efectiva para trastornos mentales, físicos y del uso de sustancias. Buena atención de la salud mental y la salud general tiene que ver con mantener relaciones continuadas y hacer que los niños se sientan conectados a profesionales que los atienden y están disponibles a ellos.
Las señales de alerta que se deben tener pendientes incluyen cambios en la personalidad o del comportamiento que pueden no estar obviamente relacionados con el suicidio. Cuando un adolescente se pone triste, más introvertido, más irritable, ansioso, cansado, o apático; las cosas que antes les parecían divertidas ya no lo son, entonces usted debe preocuparse. Cambios en los hábitos de sueño o hábitos alimenticios, también pueden ser indicios.
Actuar de manera errática o temeraria es también una señal de alerta. Si un adolescente comienza a tomar malas decisiones, o si comienza a hacer cosas que son dañinas para sí mismo o para otras personas, como acoso o peleas, puede ser una señal de que está perdiendo el control.
Y, finalmente, si un niño está hablando sobre morirse, debe siempre prestar atención. “Quisiera estar muerto”. “Sólo quiero desaparecer”. “Quizás debo saltar de ese edificio”. “Quizás debo darme un tiro”. “Todos estarían mejor si yo no estuviera aquí”. Cuando escuche este tipo de comentarios, es importante que los tome en serio; aún si no puede imaginar que su hijo lo diga en serio.
La directora del CPA, Silvia Reale, habló en la FM88.1:
-"El acto del suicidio es un tema muy complejo, porque hay múltiples factores y no debemos reducirlo al acto en sí. Hay un sujeto con una historia de vida y personalidad".
-"Sabemos del impacto y magnitud que provoca esto en la sociedad, y justamente por este impacto es considerado un problema de salud pública a nivel mundial".
-"En este contexto de aislamiento puede profundizarse una depresión de base, un aumento de consumo, alguna situación intrafamiliar".
-"Tenemos que difundir los distintos lugares a donde se pueden acercar las familias. Es sumamente importante compartir los servicios que están a disposición para la comunidad".
-"Es importante difundir estos lugares de atención y de orientación. Es un tema muy complejo donde hay que tener mucho cuidado por el efecto que produce este fenómeno, y sobre todo por la identificación que tienen los adolescentes con esto".
-"Hay pautas y lineamientos precisos para la detección, por eso las familias deben estar muy atentas, porque la población más vulnerable son los adolescentes, no solo por el proceso de crecimiento, también están las conductas, el estado de ánimo cambiante, lo intrafamiliar, los acosos, depresión y hasta un trastorno de consumo de alcohol. En la adolescencia se juega toda una etapa de crisis de toma de decisiones y depende de la familia como lo acompañan".
-"A nivel mundial se incrementó un 60% en los últimos 50 años y es la tercera causa de muerte en las personas de entre 15 y 44 años. Es un tema delicado, hay que poner una señal de alarma y trabajarlo mucho para acercarle a la gente los números y servicios de atención a la comunidad".
Escuchá la entrevista completa: