En un nuevo episodio de inseguridad, un adolescente de 15 años fue aprehendido el pasado lunes tras ser sorprendido robando en una vivienda ubicada en la calle Tucumán.

La escena, captada en vivo por las cámaras de seguridad del domicilio, dejó en evidencia la preocupante situación de vulnerabilidad que atraviesan los propietarios, quienes desde 2021 fueron robados más de 15 veces.

Este último hecho, ocurrido el pasado 8 de enero ocurrió a plena luz del día. "Mi tía estaba revisando las cámaras cuando vio en vivo cómo el mismo chico que una semana antes había intentado ingresar nuevamente estaba robando. Mi abuela, de 90 años, estaba afuera con la cuidadora y otra de mis tías", relató desde Portugal la nieta de la dueña de casa, quien monitorea las cámaras de seguridad de forma remota.

En cuanto se dio aviso a la Policía, efectivos del Comando llegaron al lugar, pero el joven de 15 años ya había huido con una ventana metálica de aluminio. Sin embargo, media hora después, el adolescente regresó a la escena del crimen y fue interceptado por el hijo de la dueña y un amigo, quienes lograron retenerlo hasta que llegó la Policía para trasladarlo detenido. El delincuente vive a dos cuadras de la casa elegida para despojar.

La indignación de la familia se intensificó al día siguiente, cuando el menor fue liberado por la Fiscalía del Joven N°3 de La Plata. "Las leyes están hechas para beneficiar al ladrón y perjudicar a la víctima. Al otro día, alguien pasó en bicicleta, lanzó algo al patio de mi papá y se fue rápido. Lo interpretamos como una amenaza", expresó.

La quinta de la familia Opizzi, ubicada en un terreno amplio y rodeado por alambres y una tranquera, ha sido blanco constante de delincuentes durante los últimos años. "En diciembre de 2021 entraron 15 veces en el mismo mes.

En diciembre de 2023 nos robaron una camioneta Duster del patio, y jamás apareció", recordó la nieta. La situación ha obligado a la familia a instalar sistemas de alarma conectados a la Policía, luces con sensores de movimiento, cámaras de seguridad y rejas en toda la casa. A pesar de estas medidas, los robos continúan.

"Mis abuelos trabajaron toda su vida para tener su casa. Ahora, en lugar de disfrutar de su hogar y unos mates en el patio, viven encerrados con miedo", reflexionó la joven. "Nos turnamos con mi tía para monitorear las cámaras porque esto se volvió parte de nuestra rutina diaria. Estamos cansados y no sabemos qué más hacer".

La familia también enfrenta la falta de empatía de algunos vecinos, quienes naturalizan los robos y cuestionan las medidas de seguridad de la propiedad. "Cuando nos robaron la camioneta, hubo quienes nos culparon por no tener candado en la tranquera. Es indignante que las víctimas terminemos siendo señaladas como responsables de lo que nos pasa".

La familia hizo un fuerte llamado a las autoridades locales para que refuercen las medidas de seguridad en la zona, especialmente considerando la situación de los adultos mayores que habitan la vivienda.

"Cómo puede ser que en lugar de protegernos, tengamos que vivir así. Parece que la seguridad dejó de ser una prioridad para los organismos encargados de cuidarnos", sentenció la nieta.

Mientras tanto, los Opizzi continúan luchando por recuperar la tranquilidad en un hogar que lleva más de 50 años siendo parte de su historia familiar.