Desde su debut contra Dock Sud, Tiago Hirigoyen demostró sus cualidades y rápidamente pasó a ser la joyita de Cañuelas. Los ojos de la B Metropolitana se posaron en el delantero nacido en Ranchos.
Tal es así, que fue convocado a la Selección Argentina del Ascenso y por estos días entrena en el predio que la AFA posee en Ezeiza.
El Hirigoyen no tiene contrato y, por tal motivo, en cualquier momento podría irse del club sin dejar ningún beneficio.
La realidad es que no es el único jugador, con proyección, sin contrato en el plantel, pero lo llamativo es que tras las primeras actuaciones en las que fue figura, la institución no buscó blindar al futbolista de cara a un futuro traspaso.
Casualmente, horas antes del debut en primera, el punta le cedió el manejo de su carrera a Carlos Cenci, su actual representante. Obviamente, ni lerdo ni perezoso, al saber que Hirigoyen ya era el goleador de Reserva, un día antes de su estreno en la Primera División anunció en redes sociales que el delantero se sumaba a su agencia de representación.
Ahora, los dirigentes se encuentran en una encrucijada y parece imposible que una futura venta de Hirigoyen genere el ingreso de dinero fresco a las enflaquecidas arcas del “tambero”.
Lo cierto es que no hay nada que ate al jugador con el club y que, a sabiendas de esto, la agencia que maneja su pase lo puede negociar en cualquier momento sin tener la obligación contractual de que CFC se vea beneficiado en la operación.
En todo caso, sí la dirigencia quisiese subsanar esta situación, dependerá exclusivamente de la buena voluntad de Cenci, que de acceder podría poner las condiciones que crea necesarias para proteger sus intereses.
Pero a los popes albirrojos se les abrió otro foco de conflicto. El ex gerenciador Miguel Plascencia reclama una deuda millonaria por dos préstamos: por un lado tiene documentado 35 mil dólares, pero paralelamente exige otros 20 mil dólares.
En ese segundo monto, el empresario salió de garante en una financiera para que dos dirigentes retiren el dinero que sería destinado al club. La operación se empioja desde el momento que la dirigencia actual dice desconocer ese préstamo y que no hay registros administrativos en el balance del club.
Lo cierto es que Plasencia tenía la demanda redactada para intimar al club, pero algo lo detuvo: fue al Estadio Gallardón y vio el gran rendimiento de Hirigoyen frente a Los Andes, en Lomas de Zamora.
Días después, el ex gerenciador le propuso al presidente Marcelo Ponce que para saldar la deuda de 30.000 dólares le hagan un contrato –de tres años- a Tiago Hirigoyen y que le cedan un porcentaje del delantero.
La situación parece haberse convertido en un laberinto sin salida porque la institución no tiene cómo pagar la deuda y tiene una posible demanda en la puerta. Pero, además, las condiciones para hacerle un contrato a Hirigoyen para salvar la situación también ponen, en un principio, en clara desventaja al “tambero”.
De una manera u otra, en esto hay un solo perdedor: el Club Cañuelas. Sabiendo el resultado, el objetivo deberá ser que no sea por goleada.