Esta semana, en NacPop, vecinos denunciaron que en cercanías al Parque de la Salud es casi un milagro dormir por los ruidos molestos que provocan los “cortes” y la aceleración de motos durante la madrugada.
Los frentistas de la zona, aseguraron que todos los santos días son perturbados por los ruidos y las explosiones que generan los vehículos que aceleran sobre Alem, entre Rivadavia y Azcuénaga. Los encuentros comienzan a eso de las 00:30 y se extienden hasta las 03:00 de la mañana. “Hacen “willy”, tiran cortes y corren picadas”, indicó uno de los desvelados.
La ordenanza 2663/10, aprobada por unanimidad en abril de 2010, establece severas multas para aquellas personas que a bordo de una “motocicleta, motoneta o bicicleta a motor generen una señal acústica con un nivel sonoro superior a ciento cinco (105) decibeles”.
“En el caso del uso indebido e innecesario de bocinas y escapes libres de motos, automóviles, camionetas, camiones y remolque-semirremolque, la sanción desde 500 a 2000 módulos municipales y retención del vehículo”, detalla la legislación vigente.
Entonces, con el valor del módulo municipal actualizado a 219 pesos en 2022, los motociclistas podrían ser sancionados con multas que van desde los $109.500 hasta $438.000.
Sin embargo, los perjudicados aseguran que no han visto controles del área de Tránsito, y mucho menos a un agente con un decibelómetro, para hacer uso de la reglamentación y castigar económicamente a los causantes de esta molestia que de acuerdo al testimonio de lectores de NacPop se repite en Acceso Del Carmen y en otras calles de la ciudad.
Para tener un parámetro de las fuentes de sonidos y sus escalas, el timbre de una casa produce 80 decibeles, una aspiradora funcionando 90 dB, una banda de rock en vivo 100 dB, y un petardo 110 dB.
El “umbral de audición” representa la cantidad mínima de sonido o de vibraciones por segundo requeridas para que el sonido lo pueda percibir el oído humano. Ese número de vibraciones se corresponde con una frecuencia aproximada de 1 kHz (10-12 W/m2 ).
Un sonido de 70 dB produce efectos psicológicos negativos en tareas que requieren concentración y atención, mientras que entre 80 y 90 dB puede producir reacciones de estrés, cansancio y alteración del sueño.
Los ruidos entre 100 y 110 dB, denominado “umbral tóxico”, pueden llegar a ocasionar lesiones del oído medio.
Los ruidos superiores a los 120 dB entran en el denominado “umbral del dolor”, es decir, son ruidos insoportables que provocan sensación de dolor en el oído humano.