Las condiciones en las que habita Elena Razetti son inhumanas. Su humilde ranchito está armado en una base de cuatro metros cuadrados, con chapas, maderas y muchas necesidades. Los cables de una peligrosa y precaria conexión eléctrica se retuercen por los tirantes y el baño brilla por su ausencia.
De acuerdo al testimonio de una vecina, Elena llegó hace diez años al barrio Santa Anita y de remarla sabe. Hasta el momento que los dueños del refugio de animales San Francisco de Asís de Santa Anita le tendieron la mano, la mujer de 68 años pasaba las noches en situación de calle, en la Ciudad de Buenos Aires.
Aceptó mudarse a Cañuelas con la esperanza de progresar. Pero según el testimonio de una vecina, las promesas se esfumaron y Elena quedó abandonada, sin colaboración, en esa pequeñísima vivienda que logró levantar en Moreno, entre Mitre y Ceballos, en Santa Anita.
Por la pandemia, uno de los lugareños, electricista de oficio, fue hasta la casa de Elena para acercarle alguna ayuda. Fue invitado a pasar, y aceptando el gesto cortés, ingresó. Cuando observó las condiciones de habitabilidad quedó pasmado.
Sin dudarlo pero pidiendo permiso decidió grabar el interior para viralizarlo y solicitar todo tipo de ayuda que mejore el presente de la solitaria mujer. De hecho, él se ofreció para realizar una instalación eléctrica segura.
A Elena le hace falta absolutamente todo: materiales para la construcción, mano de obra, chapas, cocina, heladera, cama y colchón, ropa y alimentos. Para colaborar, contactarse con Antonella al (011) - 15 30895336.