La extensión de la Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio durante más de 40 días hace recrudecer los problemas económicos en los cuentapropistas. Y uno de los sectores más comprometidos es el de las construcciones particulares, actividad que se encuentra detenida por completo desde el mismo 20 de marzo.
Este es justamente uno de los rubros de mayor informalidad en el universo laboral argentino. Para los albañiles y peones, que cobran por producción, generalmente de manera semanal o quincenalmente, este parate fue un mazazo al bolsillo. La problemática también es aplicable para los trabajadores indirectos de la construcción como herreros, carpineteros, plomeros, electricistas y gasistas, que si bien están habilitados para refacciones y arreglos urgentes, no están en condiciones de realizar trabajos de obra, que son los que generen el grueso de los ingresos mensuales.
Hoy en día, en los hogares de los constructores y ayudantes no hay ninguna clase de ingresos. Es por eso que un grupo de trabajadores decidió elevar una solicitud para que el rubro sea incluido en las excepciones del aislamiento y así poder empezar a retomar las tareas en obras chicas que solo requieran de la mano de obra de a lo sumo dos personas.
En ese pedido, exigirán que su labor sea regulada por un estricto protocolo sanitario que proteja su salud, la de su familia y la de los empleadores; como así también que el permiso sea para que en nuestro distrito solo puedan trabajar albañiles y peones de Cañuelas.
Este medio tuvo acceso a una conversación de este grupo de "albañiles independientes". Allí detallan su realidad y la de otros colegas.
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