Martita no es una “mini pig” como cualquiera. Fue adiestrada para brindar un rol fundamental en el Hogar San Onofrio de Máximo Paz y contribuir en actividades terapéuticas.
Leandro Dinatolo, uno de los encargados del hogar, la buscó incansablemente por el predio, pero “Martita” no aparecía. “Es una cerdita muy muy especial, ya que lleva 2 años de entrenamiento para el trabajo con personas con discapacidad. Se pudo haber escapado pero es improbable, porque siempre anda cerca de las personas y de la casa”, presumía María Agustina Martínez, dueña del animal, mientras la seguían buscando.
Cerca de las 19, recibieron la noticia de que la chanchita estaba atada en lo de un vecino. Después de preguntar insistentemente, reconocieron que estaba sujetada en una vivienda. Leandro se acercó hasta la vivienda y recuperó el animal.
María contó que es psicóloga y que habitualmente trabaja con perros, “pero luego de años de experiencia vimos la necesidad de trabajar con una animal menos invasivo. Que no salte, por ejemplo. Que responda órdenes, que se deje acariciar...y un cerdo es de una inteligencia increíble, es una mascota limpia, dócil y muy cariñosa”.