Un grupo de oftalmólogos, kinesiólogos, expertos en redes sociales, psicólogos, observadores de tendencias y empresas de tecnología coinciden en que el uso del teléfono celular es excesivo.
Para entretener a los más chiquitos mientras los adultos realizan tareas hogareñas, la comida o simplemente disfrutan de un momento de ocio, muchas veces el teléfono celular con los “dibujitos” y las canciones infantiles suele ser una salida rápida a la demanda de los menores. Pero ¿es lo mejor?.
La recomendación a nivel internacional es una fórmula que es fácil de recordar como tan compleja de poner en práctica. Se llama la “dieta de la pantalla 3-6-9-12", cuenta la doctora en comunicación y especialista en cultura juvenil, Roxana Morduchowicz.
¿Cómo se traduce la clave 3-6-9-12? Hasta los 3 años, cero pantallas, para promover las actividades motrices y el contacto con la realidad "real" antes que con la virtual. A los 3 años se incorpora la televisión, con los chicos siempre acompañados. A los 6 años se suma la tableta o la computadora, pero sin acceso a internet, con los juegos ya bajados. A los 9 años, tableta y computadora con acceso a internet y siempre acompañados.
Recién a los 12 años se incorporaría el celular. "Es el último dispositivo, porque se considera que tiene sentido cuando el chico ya tiene cierta autonomía y necesita el celular por razones de seguridad", dice Morduchowicz.
A su vez, lo ideal sería poder construir un código de uso responsable: "en esta familia nadie usa pantallas cuando estamos cenando" o "nadie puede usar la tecnología más de tres horas por día". Pero el gran desafío es que todos los integrantes de la familia lo cumplan, una tarea que sería muy difícil para los adultos “viciosos” del celular que viven revisando Facebook o Instagram.
Dos horas como máximo por día es el tiempo límite de uso que recomienda la psicóloga Martínez Castro. Asegura que nuestro entorno social se irá adaptando: "a la gente la vamos a ir acostumbrando a que no siempre contestamos rápido como necesita o está acostumbrada actualmente", sostiene.
Una encuesta de la Universidad Siglo 21, entre 1045 argentinos de 18 a 70 años mostró que en el trabajo, el 24% interrumpe sus tareas para chequear el celular. En medio de una charla, el 58% nota que la otra persona se pone a mirar el aparato. Y el 35% asume que chequea su teléfono aunque no haya sonado.