A Blas Bellagamba todavía le dura la emoción. Las noches previas al partido de Copa Libertadores fue un sueño recurrente. Sólo quería recibir la camiseta de su ídolo: Nahitán Nández.
Blas, bautizado así por Giunta, tiene 10 años y suele ir con su papá Andrés a ver a su amado club. Era la última posibilidad antes de que el volante uruguayo emigre al futbol italiano. Y se le dio.
“Ya tiene varias camisetas. Siempre cuando faltan 10 minutos para terminar el partido se va a la boca del túnel para pedirle a los jugadores. Yo lo subo en los hombros”, reconoció el padre.
En medio de una marea de hinchas que querían la casaca de despedida, Nández percibió, pese a la clasificación, el rostro entusiasmado de Blas. No dudó, el "león" se sacó la “15” y se la entrego en sus manos.
Blas todavía no la lavó. El sudor del uruguayo está impregnada en la azul y oro. "La voy a poner en un cuadro y cuando me quede bien la voy a usar. Nández es mi ídolo. Yo ahora lo reemplazaría con Capaldo y De Rossi. Afuera Marcone", afirmó convencido el bosterito.