Federico Sosa, oblato diocesano, asumió como nuevo párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Cañuelas. Con un manto de paz, el mismo que sintió cuando llegó a la ciudad y recorrió las cuadras lindantes a la parroquia del centro, le habló a la comunidad en NacPop y no escapó a las preguntas sobre la dura situación socio económica del Argentina: “Nuestra mirada está apuntada a los más frágiles: rezaremos y nos comprometeremos”.
El mismo padre de 51 años tomó la posta en los micrófonos de la Fm88.1: “Soy un hombre enamorado de Dios, lo encontré en mi camino y renuncié a todo. Nací en Tucumán y a los 29 años partí de mi provincia. Mis últimos años transcurrieron en el Hospital San Juan de Dios, donde estuve en la Tesorería, hasta que ya no se podía seguir y renuncié para dedicarme plenamente a la Iglesia”.
Y ante la pregunta sobre qué fue lo primero que sintió cuando le hablaron de Cañuelas, dijo: “Fue algo hermoso y sorprendente. Estuve en la parroquia Del Carmen en González Catán, allí estaba muy cómodo y no esperaba que me cambiaran de mi vida de sacerdote. Si bien conocía esta ciudad porque nuestra casa principal está en el barrio San Esteban, fue un gran cambio: vinimos del Oeste a un pueblo con otra cultura”. Además, compartió una anécdota: “Cuando me fui de Catán, una señora me dijo que ahora me iba a vestir de gaucho, pero le dije que no, que hay que cambiar eso; además, a mí siempre me gustó la cumbia, je”.
Con emoción, Sosa, que reemplazará al padre Ramón Costilla (ocupará su cargo en La Matanza), repasó su primer día: “Cuando iba a entrando por la avenida Libertad, le pedí a Dios y a la Virgen que me acompañen en este tiempo: sentí mucha paz en ese momento en mi nuevo hogar”.
En el mano a mano con Enzo Peralta, el nuevo párroco enfatizó: “Mi trabajo va a tener que ver con el servicio dedicado a los hermanos, a los enfermos, a los frágiles, a los más pobres y a los necesitados. Me gustaría que los cristianos católicos descubran su misión con Jesús”.
Y aclaró que “para amar un sitio, uno necesita conocerlo e instruirse. Yo, que vengo con un plan pastoral, no puedo pretender implementarlo de manera autoritaria en un lugar completamente distinto. Por eso hay que detenerse y ver qué está necesitando la comunidad. Vengo a caminar, a conocer las capillas: no es lo mismo Los Aromos o Udaondo, las necesidades son completamente distintas”.
Y desde el terreno social, dijo que “ante la situación delicada, uno tiene que tener una mirada de un hombre que vive en este país. Nuestras familias están sufriendo por la inflación, los medicamentos, la falta de alimentos. Por gracia de Dios, otros tienen trabajos y se mantienen, pero es una situación compleja. Nuestra mirada está apuntada a los más frágiles, rezaremos y nos comprometeremos”.
Sobre el final, habló sobre la tarea del Papa Francisco: “Es el que guía a la Iglesia en el mundo. No es una misión fácil, pero nos ha mostrado el camino con una iglesia hospitalaria donde hay oportunidades”. Además, tuvo voz respecto a las críticas que recibe el Sumo Pontífice del Vaticano: “A veces, los hombres y mujeres somos difíciles. Nos quedamos en ideas propias cuando hay otras urgencias en el mundo: el otro nos necesita”.