“Pipi” tiene 21 años y cuenta con tres equipos en su historial deportivo. Cañuelas F.C. en las categorías juveniles y Boca e Hispano Americano de Río Gallegos, donde disputó la Liga de Desarrollo y tuvo minutos en la Liga Nacional de Básquet. Si bien la última camiseta que vistió fue la del equipo de Santa Cruz, el dueño del pase era el equipo de la rivera, del que finalmente emigra.
Sobre la mudanza al “viejo continente”, Barreiro expresó que está "muy emocionado y es una experiencia completamente distinta”, y contó cual es la causa principal de esta oportunidad: “A final de temporada me cambié a una agencia de representantes españoles, que entre las posibilidades que tenia de cambiarme con ellos, era ir a España. Al momento de decidir lo hablé con mis padres, avance con la propuesta, y hoy da sus frutos”.
Sin embargo, así como lo envuelve la alegría, no dejó de lado sus raíces: “Soy muy familiero, pero tomo conciencia de que casi no los voy a ver, e incluso en etapas como las fiestas no voy a poder venir. Pero es muy importante que me apoyen como lo hacen.Me vengo preparando desde chiquito para esto, y me siento más que listo”, reconoce "Pipi", que también supo vestir la celeste y blanca de la Selección Argentina U21 en el Sudamericano de Colombia.
“Llego a un equipo de Segunda División porque ocupo cupo de extranjero, y es una posibilidad muy grande para un jugador argentino. No cuento con pasaporte comunitario europeo, por eso, espero poder cumplir 2 años allá para obtenerlo”, contó Barreiro, que ya estudia inglés para comunicarse con otros compañeros extranjeros del plantel.
“La intención es hacer un convenio con algún equipo de Primera, para despegar lo antes posible. Obvio que jugar en la ACB es un sueño que tienen todos, y no voy para quedarme a jugar en la segunda”. De todas maneras, quiere subir de categoría por merecimiento propio y cuando se sienta capacitado y con la experiencia necesario para dar el gran paso a un basquet de elite. Eso hizo que denegara ofertas de mayor rango, para no quemar etapas.
Pero, la vorágine de su presente y la felicidad no lo hicieron olvidarse de sus orígenes. “Recuerdo que la vieja me dijo que yo no era de los mejores, pero que si tenía chances de ser jugador de básquet. Eso fue algo que me marco, me llevó a entrenar mucho, y perseverar”. Y finalizó hablando del contacto que tuvo con Zentro: “Me expresaron la felicidad que les da mi fichaje, y que voy a ser uno de los titulares. Sumado a que me consideran un jugador de experiencia, por los clubes en los que pase”.