Esa noche, en el microestadio Arín el “tambero” ganaba en el tiempo extra por cinco puntos, a falta de 1’. Después de evacuar el estadio por gritos intimidatorios, los jueces lo suspendieron, motivados por un insulto amenazante de colaboradores e hinchas que permanecían en las escaleras de ingreso.
El árbitro apunto en su informe que había recibido insultos y amenazas por parte de los hinchas del conjunto local y que por eso había decidido cancelar el resto del suplementario. Las especulaciones lógicas preveían una dura sanción para Cañuelas y la posterior derrota en el partido, por la culpabilidad de los hechos. Pero no.
La dirigencia del básquet albirrojo realizo su descargó y la Febamba confirmó la victoria inconclusa del CFC, ya que Afalp, de Ciudad Jardín, no tenía intenciones de viajar para disputar tan solo 1 minuto y fracción.
Además, la presentación de CFC evitó la suspensión del estadio, el temor principal de la dirigencia, los planteles y los hinchas. Pero ese logro significó el sacrificio de dos simpatizantes, ya que Juan Pablo Belletieri, presidente de la Subcomisión de Básquet, tuvo que ayudar a identificar a los dos agresores, que recibirán como sanción, de entre dos y tres meses, la imposibilidad de acudir al Microestadio “Jorge Arín”.