“Estoy más tranquilo, en casa, con mi familia. Pero cuando recibí la noticia de que era positivo y más yo que soy diabético, pensé lo peor. Me puse mal y no sabía como iba a reaccionar mi organismo”, reconoce Mario, papá de siete hijos y abuelo de diez nietos.

Mario Medina es un vecino del barrio San Carlos de Máximo Paz. Por estos días, más sereno y envuelto en el calor de su hogar decidió contar su experiencia en NacPop, reconociendo que la aparición de los síntomas fue compleja y que no se trata de una gripe común. “Amanecí muy mal con mucho dolor por dentro. Te duele la cabeza, el cuerpo, las piernas, tenía la boca amarga y fiebre muy alta. Empecé a sentirme mal el miércoles y ya el domingo no daba más. Me fui al Marzetti. Me hicieron el hisopado y ya al otro día me confirmaron el positivo”, contó.

La diabetes tiene al sistema inmunológico del paciente disminuido, lo cual complica el tratamiento del coronavirus. Por eso Mario temió morir. “tenía la glucosa muy arriba, en 330, 340. Estuve un día con oxigeno. Te aislan, estas solo en una habitación y la cabeza se te pone a mil. Pero después de una semana la glucosa empezó a normalizarse, bajó la fiebre y empecé a tranquilizarme”.

El maximopacense estuvo internado en el Cuenca desde el 1 al 22 internado. Después de dos hisopados positivos, el tercero realizado el miércoles 17 de junio dio negativo. El lunes al llegar ese resultado recibió el alta médica y antes de abandonar el Hospital Regional se le practicó otro examen. Mario debe seguir aislado en su domicilio a la espera del segundo negativo, que le daría el alta definitiva para convertirse en otro recuperado del distrito.

“Estoy en mi dormitorio, aislado de mi familia. Pero por lo menos los escuchó del otro lado de la puerta. Es otra cosa. El más chiquito tiene tres años y lo escucho jugar por lo menos. Me siento bien. Me hago los controles y los parámetros están bien”, indicó en el aire de la FM88.1.

Respecto del contagio, Mario está convencido que se contagió en el transporte publico que usa para ir y volver al frigorífico de Esteban Echeverría donde trabaja. “Cuando me dio positivo fueron al frigorífico y le hicieron el examen a los 10 o 12 compañeros del sector. Y ninguno dio positivo. Me contagié en el transporte seguro. Yo viajo en el 51 y 501. Y no sabes quien se sienta al lado”.

Destacó que “los vecinos se portaron re bien con mi familia. Nos dejaban mercadería en la puerta. Estoy agradecido con el pueblo eternamente. Con Marisa Fassi también, todos los días me mandaba mensajitos para preguntarme como estaba y para decirme que de esta salíamos entre todos. Y también a Diego Corbalán que iba y venía al hospital para llevar y traer cosas”.

Pero como la general de los infectados, siempre atraviesan al menos un episodio angustiante de discriminación y decidió hacerlo público. “Nosotros no nos queríamos contagiar. Yo tenía miedo también porque mi mujer es paciente oncológica, pero por suerte ya pasó. Quiero que no nos discrimen. Mi señora está de alta y acá hay una remisería, “Génesis” que nos discrimina y no nos quiere tomar los viajes”, denunció Mario, que se despidió con un mensaje para los cañuelenses: “Cuidense, no salgan. Quedense en casa”.

Mario, de remera blanca, es técnico de Real Unión en la Liga Cañuelense de Fútbol.