El futuro político de la Unión Cívica Radical se empezó a definir. Con la mira puesta en 2021 y en 2023, por estas horas han iniciado un periodo de análisis y debates para allanar el camino del partido centenario.
En ese marco, hace algunos días, los principales dirigentes hicieron un alto en sus diferencias y se reunieron en el Comité de la calle Mitre para acordar los pasos a seguir.
Allí estuvieron los ex candidatos a intendente Leonardo Iturmendi, Horacio Cabrera y Guillermo "Tito" Pérez; los concejales Ignacio "Nacho" Duhalde y Claudia Pereletegui; y los legisladores MC, Elisabet Romero y Cristian "Polo" Pérez Armari, entre otros.
Lo cierto es que el primer objetivo será la elección de la Comisión Directiva local a fin de año. Y allí también hay que sumar a Carolina Torrilla, que de la mano del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, tiene intenciones de volver al partido y, fiel a su estilo, ser una opción para los afiliados.
Pero hay más. La situación del país, sumado al desgaste de la relación con sus pares del PRO en Juntos por el Cambio, les plantea a los correligionarios otros desafíos.
La gran duda de los dirigentes "boinas blancas" es como hacerse notar en un bloque con escasa representación (el radicalismo tiene 2 de los 8 concejales). Y, por otro lado, no son pocos los que analizan por lo bajo y hasta se atreven a exponer sutilmente su malestar con las decisiones tomadas por el jefe de bloque, Carlos Álvarez.
Existe un consenso común entre los popes: seguir dentro de la alianza. Pero más de un actor empieza a plantear una salida: romper el bloque de concejales para diferenciarse claramente del PRO.
Durante la última reunión, a manera de ensayo, algún militante tiró la idea de la ruptura, pero no tuvo demasiada aceptación. Por eso, quienes son los idearios de la estrategia continúan manteniéndose en silencio a la espera que la situación decante, más por el contexto político que por una exposición interna.
Además, saben, que algunos correligionarios apuestan a la unidad de todo el espacio y se muestran muchos más “amigables” con el PRO, esperando que prime la postura de unidad y así ganarle de mano a aquellos que tienen una posición más confrontativa.