A horas de la veda electoral el concepto de "campaña limpia" se terminó de desgranar. El miércoles por la noche, el refugio de una parada de colectivos fue gravemente atacado con una inscripción misógina.
El dibujo del rostro de la candidata a intendenta del Frente de Todos, Marisa Fassi, que estaba retratado con stencil en uno de los pilares de refugio fue tachada con pincelazos de pintura -aparentemente una tijera- y bastardeada con la inscripción de la palabra “puta”. Un metro más arriba también estaba retratada la expresidenta y candidata a vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Militantes y dirigentes del “Frente de Todos” que se encontraban realizando actividades proselitistas de “pegatina” por la zona observaron la situación y pudieron retener el número de la chapa patente de la Fiat Strada gris en la que subieron los implicados en el violento hecho.
Los mismos serían hombres jóvenes y utilizaron pintura sintética, material no usado habitualmente por los "profesionales" contratados para llevar a cabo pinturas de campañas. Con el mismo color promocionaron en otros refugios y paredones el “corte de boleta” dibujando la misma tijera.
En un escrito que ya se multiplicó en las redes sociales, candidatos y militantes del Frente de Todos repudian el acto y se lo adjudican al candidato a intendente de “Juntos por el Cambio” Santiago Mac Goey, y su aliado reciente, Pablo Campos: “son dos cobardes, misóginos, llenos de odio, que auspician estas acciones deleznables”, reza la carta que a continuación se comparte de manera completa.
“JUNTOS POR EL CAMBIO. LA PEOR VERSIÓN DE ODIO Y DESPRECIO HACIA LA SOCIEDAD.
Cuesta imaginar que esta gente aún no ganó las elecciones -y seguramente no vayan a ganar-, sin embargo, desplegaron un nivel impensado de VIOLENCIA en Cañuelas, porque Juntos por el Cambio es VIOLENTO, tanto como la pobreza y la desigualdad social que van a dejar en el país.
Tienen todos los vicios de aquella vieja política que jamás ganó elecciones en Cañuelas, pero ellos insisten con ese atajo; con la contratación de mano de obra barata para hacer pintadas y cartelizar la ciudad con todo aquello que resume la frustración de una nueva derrota y la escasez de propuesta electorales.
El niño adinerado aprendió a jugar sucio, es tan caprichoso como Macri -y tan incapaz también como él-, aunque la solvencia económica le da pretensiones de dirigente, de funcionario y considera que la intendencia es igual a ser “patrón de estancia”, con esa soberbia innata que lo transita.
Él no se ensucia las manos, jamás lo hizo, pero sus manos están sucias porque Pablo Campos, es su sicario, el bastardo que se alquila a los ricos, contratado para operar desde las sombras, encargado de realizar todas estas bajezas que expone la catadura moral de ambos sujetos.
Ponerle "puta" a una candidata, es lo más bajo y deshonesto que hemos visto en Cañuelas desde el regreso de la democracia y alguien debe señalarlo, gritarlo, denunciarlo: “Santiago Mac Goey y Pablo Campos son dos cobardes, misóginos, llenos de odio, que auspician estas acciones deleznables”.
En definitiva, "puta" fue Evita para ellos, "puta" también fue Cristina, "puta" escriben ellos nuevamente a Marisa, reviviendo lo peor de su nefasto historial de rencores, en un acto que los desnuda y los deja sin maquillajes para que este domingo y todos los domingos en que se vote, la gente de Cañuelas sepa quiénes son estos personajes”.