El domingo 24 de octubre pasadas la 5 de la mañana, la mujer salió del boliche Alcuba, ubicado en la colectora de Ruta 205. El grupo de primas y amigas que pasaron la noche con la joven se fueron de la disco en un auto, mientras que ella se dirigió sola a su casa del barrio Libertad.

Cuando caminaba por la calle Ascasubi, llegando a una placita, el presunto violador la sorprende de atrás y comienza a hostigarla. “Él es ex de mi prima y fuimos hablando de ella y de lo que había pasado, porque tiene varias denuncias de violencia de género en su contra”. Al verla descalza –la víctima se había quitado los zapatos para caminar con mas comodidad-, el hombre la alza a upa y la llevó en brazos unos metros.

“Cuando llegamos a la calle Laprida se quiso sobrepasar y me llevó para la casa abandonada donde vivía él con mi prima, sobre Guiraldes. Le dije que me estaba haciendo pis encima, que me soltara. Me tiró por arriba del portón y me metió a la casa. Estaba todo sucio recuerdo. Y ahí paso lo que denuncié”, subraya la víctima haciendo mención al abuso con acceso carnal que detalló esa misma mañana en la Comisaría de la Mujer y la Familia local.

Describió que estuvo en esa casa casi una hora. Le suplicaba que la dejará, pero el abusador no frenaba. “Le dije hasta que tenía SIDA para que me soltara, pero dijo que no le importaba. Cuando me soltó agarre el celular y le escribí a mi pareja para que llame a la policía. Cuando se dio cuenta del mensaje me grito: ´¡qué haces loca!´. Tenía miedo que me mate y salí corriendo, grite pero nadie me escuchó. Llamé al 911 y él no me siguió, solo me miraba como un psicópata Fui hasta la esquina, y me quedé porque estaba nerviosa y me dolía el cuerpo. Después llegó la policía y una ambulancia que me llevó al hospital Marzetti. Él seguramente se fue a la casa de la madre que vive ahí nomás”, narró.

Inmersa en una crisis de nervios, la víctima, de 30 años, fue derivada al nosocomio local, donde le suministraron un kit de profilaxis y anticoncepción y calmantes vía suero. Horas después fue trasladada a La Plata, donde fue sometida a una evaluación pericial, entregando además la ropa que llevaba puesta en el momento del hecho.

De acuerdo al testimonio de la denunciante, el presunto abusador la penetró vaginalmente, la beso y la obligó a practicarle sexo oral.

Por el momento, el Juzgado de Paz a cargo de la Dra. Inés del Valle Rivarola dispuso, por un plazo de 6 meses, una prohibición de acercamiento para el presunto abusador, con una restricción perimetral de 200 metros sobre la casa de la denunciante – quien vive con su pareja y sus tres hijos-, como así también del domicilio laboral o cualquier lugar donde se encuentre la denunciante, con el fin de salvaguardar la integridad física y psíquica de la víctima. Además, ambas partes deberán realizar terapia psicológica bajo juramento judicial.

En simultáneo, la Secretaría de Seguridad le brindó a la mujer un botón antipánico para accionar en caso que considere su integridad física o vida en peligro.

Pero estas dos medidas, no la dejan tranquila. El acusado vive cerca de su casa y eso la aterra, a tal punto que no quiere caminar por el barrio. Exige que la justicia acelere la investigación y recoja pruebas para detenerlo, ya que anteriormente, con su prima el atacante ya ha tenido comportamientos violentos, incumpliendo una restricción de acercamiento dictaminada. “Cuando fue la cuarentena, yo estuve aislada con mi prima, ex pareja de él. Y él se metía a la casa como si nada y la amenazaba de muerte. La policía nunca hizo nada. La Justicia me dijo que tendré que esperar entre 6 y 12 meses para que pueda ser aprendido. No quiero salir al barrio por miedo a cruzarme con él”, expresó.