Gustavo, el padre de “Juana” –nombre ficticio que se utilizará en el artículo para resguardar la identidad de la víctima- es notificado de que Matías había escapado con su hija, a bordo del Chevrolet Cruze de ella. Por eso, la familia decide radicar la denuncia en la seccional 7° de Los Pinos, partido de La Matanza, para comenzar una rápida búsqueda de la víctima.
Hasta el martes a la mañana nadie tenía noticias del paradero de “Juana”, que se las ingenió para, a escondidas, enviarle por WhatsApp la ubicación por geolocalización a su hermano. Este mensaje, el primero después de la desaparición, hizo que parte de la familia de “Juana” se acerque al punto marcado en el mapa, que era la esquina de Pellegrini y Córdoba, en inmediaciones al predio Hugo Moyano (ex Atilra). Después de desactivar el secuestro, la víctima contó que mientras estaban estacionados en ese lugar pasó un patrullero y que se le ocurrió dar una señal de socorro abrazando a Andrada y por detrás de su cabeza hacer una seña alertando a los policías, que no entendieron el gesto y siguieron su camino.
Al llegar no lograron encontrar el auto. El padre empezó a los gritos buscándola en un descampado de la zona y generó que los vecinos de la cuadra salieran a observar qué estaba pasando. Y esos gritos desesperados cambiaron la búsqueda, porque fueron escuchados por una vecina que conforma un grupo de mujeres que asiste y contiene a víctimas violencia de género. Esa vecina alertó al resto de la agrupación, llamó a la Comisaría de la Mujer para dar aviso y se puso a disposición de Gustavo, que estaba en una ciudad desconocida, nervioso y sin saber qué hacer.
Un rato después reciben una segunda ubicación por WhatsApp. Esta vez “Juana” accedió al teléfono con la excusa de que iba a enviarle un mensaje a su hijo, pero en otro descuido del raptor llegó a mandarle la ubicación actualizada a su hermano, que los emplazaba en el Km.84 de la Ruta 6.
En la bajada de una estancia situada en ese tramo de la Ruta 6 (camino a San Vicente) Matías detuvo el auto y “Juana” logró bajar. Comenzaron una discusión y un forcejeo que hirió a la víctima, que presentaba moretones en los brazos y un golpe en la cara. Con la información de la nueva ubicación, personal de la Comisaría de la Mujer envió rápidamente una patrulla a las coordenadas enviadas por “Juana”. Lograron llegar a tiempo para impedir un segundo escape y finalizar el rapto que no tenía un destino cierto y el cual, con el correr de los minutos, acrecentaba el accionar violento y los signos enfermizos del agresor.
El raptor fue aprehendido por la policía local y puesto a disposición de la UFI N°12 de La Matanza a cargo del Dr. Arribas, quien avaló la actuación y dispuso el traslado del imputado y el auto a la seccional 7ª de Los Pinos, partido de La Matanza. Después de la terrorífica secuencia “Juana” se reencontró con su familia y con la calma de su hogar.