El irrisorio hecho sucedió en la Comisaría 1ª de Cañuelas. Cuando realizaron el conteo de los pocos detenidos que están alojados en el calabozo de la dependencia notaron que uno de ellos había escapado.
Se trataría de un delincuente de 23 años con un sinfín de delitos menores, entre los cuales se destaca un hecho sucedido en mayo pasado, donde fue aprehendido por robar entre sus ropas un salamín y dos chorizos secos de un supermercado oriental de la calle Juárez. Posteriormente fue liberado y cayó nuevamente por el robo de un ciclomotor.
Llamativamente no saben cómo ni cuándo pudo escapar, pero miembros de las fuerzas sostienen que es imposible hacerlo sin despertar sospechas por las características de la dependencia y porque incluso, la puerta del calabozo está permanente cerrada con candado y cuenta con un oficial de guardia denominado "imaginario", que tiene la misión de custodiar la reja que divide al sector de los reclusos con el resto de la comisaría.
"Es imposible que se escape por la puerta sin que nadie lo vea. Es raro. La otra alternativa es por los techos del patio, pero para eso hay que desmontar una reja enorme", señalaron desde la comisaría.