El bioquímico Carlos De La Torre fue detenido el pasado jueves 9 de julio, en medio de un violento conflicto con su ex pareja. El hecho tuvo lugar en la puerta de la casa que habita la víctima sobre calle Libertad, cuando De la Torre llegó desencajado a bordo de su camioneta Volkswagen Caddy (GSL 707), se bajó del rodado y fue directamente a romperle con un bate de béisbol uno de los espejos retrovisores a un Volkswagen Vento que estaba estacionado en la puerta, auto propiedad de la actual pareja de su ex.

De la Torre se sube a la camioneta y se va, pero a los pocos segundos regresa para continuar con el ataque, en esta segunda ocasión con insultos hacia su ex pareja y golpeando con la trompa de su Caddy al Vento estacionado. En medio de la vehemente escena, aparece el novio actual de la mujer para defenderla, lo que genera una respuesta aún mas incontrolable de De la Torre, que se baja agitando un bate, amenazándolos de que “iban a cobrar”, señaló un testigo.

Por el llamado de los vecinos, la policía llega al lugar en el momento más tenso de la discusión, por lo que se les hizo muy complicado detener la conducta violenta de De la Torre, que desoía al personal policial y seguía insultando a las víctimas. 

Después de unos minutos los efectivos lograron quitarle el bate de madera al agresor, lo aprehendieron y lo trasladaron a la Comisaria 1ª de Cañuelas.

Después de las declaraciones de las víctimas y de De la Torre, el Juzgado de Garantías Nº8 a cargo del Dr. Martín Rizzo hizo lugar al pedido del fiscal Lisandro Damonte y ordenó la detención del imputado por Daños, Coacción y Amenazas agravadas, que seguirá preso en Cañuelas esperando por el traslado a una comisaría con unidad de alojamiento.  

De la Torre, propietario de un laboratorio ubicado en Basavilbaso, casi esquina Libertad, en 2005 había sido detenido por agredir salvajamente a otra ex pareja –madre de sus dos hijos- en una Plazoleta de Roque Pérez. En dicho episodio, según narran los medios locales intervino un comerciante del pueblo para evitar, por el ímpetu de la agresión, lo que podría haber sido un desenlace fatal.