En la madrugada del martes, un grupo de al menos cinco delincuentes protagonizó un asalto millonario en un supermercado mayorista situado en la localidad de González Catán, en el partido de La Matanza. El establecimiento, propiedad de un empresario oriundo de Cañuelas, fue despojado de una suma cercana a los 400 millones de pesos -aunque en un principio la cifra trascendida llegaba a los 1300 millones-, según estimaron fuentes cercanas a la investigación.

El hecho, que tuvo lugar en el predio ubicado en la intersección de Sanabria y la Ruta 3, dejó tras de sí un manto de intriga: las autoridades sospechan que el atraco pudo contar con información privilegiada desde el interior de la empresa.

El robo se desencadenó cerca de las 0:15, cuando los asaltantes llegaron al lugar a bordo de tres vehículos. En cuestión de minutos, lograron sorprender a Alfredo, el sereno de 60 años que custodiaba las instalaciones. Según relataron voceros policiales, el hombre fue reducido rápidamente, atado de pies y manos, y confinado en una habitación apartada, donde permaneció hasta ser descubierto al amanecer por un compañero de trabajo.

Los ladrones, con una precisión que llamó la atención de los investigadores, se dirigieron directamente a dos oficinas específicas, las únicas que albergaban cajas fuertes, y las forzaron para apoderarse del dinero, que luego cargaron en tres bolsos antes de darse a la fuga.

Lo que más desconcierto generó entre los pesquisas fue el extraño silencio de los sistemas de seguridad. El supermercado, perteneciente a este cañuelense que ha consolidado su negocio en la región, contaba con cámaras y alarmas que, según empleados, funcionaban perfectamente hasta el día anterior al golpe. Sin embargo, esa noche no emitieron ninguna señal de alerta, un detalle que alimenta la teoría de una posible “entrega”.

Los investigadores barajan la hipótesis de que alguien dentro de la organización pudo haber facilitado el acceso o desactivado los dispositivos, dado que los delincuentes parecían conocer al dedillo la distribución del lugar y los puntos clave donde estaba el botín.

La Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Descentralizada N° 3 de La Matanza tomó las riendas del caso y ya ordenó una serie de diligencias para dar con los responsables. Hasta el momento, no hay pistas firmes sobre los autores materiales ni detenidos, y los tres vehículos utilizados en la huida no dejaron rastros visibles que permitan identificarlos.

El sereno, por su parte, fue liberado sin heridas graves y colaboró con las autoridades al relatar su traumática experiencia, aunque no pudo aportar datos precisos sobre los atacantes.