La trampa que hace tiempo supo ser viral en redes resultó ser una estafa para una vecina de Cañuelas Centro.

La artimaña es tan anticuada como efectiva. El afilador “chanta” toca la armónica para anunciar su llegada y cuando es chistado por un frentista empieza el plan.

Ante la consulta del cliente, el trabajador ambulante responde que el servicio tiene un precio bajísimo, imposible de rechazar. Suelta entre dientes un valor que después de culminar el servicio, con las cuchillas en su poder, reemplaza por uno mucho más caro, que suena parecido al inicial.

Una panadera del centro que cayó en el engaño le contó a NacPop que “me pidió $500 pesos por cuchillo. Le pregunté tres veces si era $500 por cada uno porque me parecía muy barato y me dijo que sí. Le di dos cuchillos. Cuando terminó le pago y me dice: ‘acá falta plata. Son $2500 cada cuchillo’.

“Me quería cobrar como $8.000 pesos en total porque los pulió y no sé qué más. Le dije que era un estafador y que iba a llamar a la policía. Le pagué $2500 por cada cuchilla y se fue”, agregó la comerciante.

“Es un hombre de unos 30 y pico de años, de contextura grande y gorra. Recién una clienta me dijo que a la madre le hizo lo mismo con una tijera”.

Esta clase de estafas suelen reiterarse en el oficio. En redes sociales hay miles de comentarios de argentinos que fueron víctimas de la misma trampa.

De hecho, en 2021, el video de un chico contándole a sus amigos la anécdota de cómo fue engrupido por un afiliador se hizo viral en Tik-Tok.