Dos delincuentes accedieron, este viernes, por la mañana al jardín delantero de la casa de la familia del empresario Gustavo Bonavita.
Verónica, la empleada doméstica que estaba en el interior del inmueble, se percata de la irrupción de los malvivientes, entra en pánico y decide emplear un escape peligroso.
Subió a un dormitorio del primer piso, salió por la ventana, caminó por el tejado y se arrojó al patio de la casa contigua desde unos tres metros de altura.
Sabiendo que la empleada ya había escapado, dedujeron que el tiempo para llevar a cabo el hecho iba a ser escueto, los ladrones desistieron del robo y escaparon sin entrar al inmueble.
Teniendo en cuenta la arriesgada maniobra, la mujer la sacó barata y resultó ilesa. Solo debió esperar casi una hora, desabrigada, hastas que lleguen las llaves de la vivienda vecina y así poder liberarse.