Agustín Báez, el trabajador de la panadería San Blas que fue arrollado el 9 de enero a la altura del puente peatonal del barrio Libertad ya reposa en la casa de su mamá desde el miércoles.
Las heridas ocasionadas en el siniestro eran gravísimas y la vida de Agustín pendía de un hilo. "Hay que rezar", suplicaba la familia horas despúes de que el panadero haya sido embestido en Ruta 205 por la camioneta que manejaba Exequiel Cavallo.
Casi cuatro meses después, Báez fue externado del Hospital Regional Cuenca Alta. “Su rehabilitación llevará un largo camino, todavía falta que cicatricen las heridas en sus piernas y tendrá que hacer sesiones de kinesiología”, remarcó su hermana Liz, en exclusiva con NacPop.
También aclaró que “se siente a gusto. Está de buen ánimo, y demuestra la fortaleza y las ganas que tiene de avanzar en la recuperación. Pide todos los ejercicios para mantenerse activo y está rodeado de su familia y amigos”.
“Queremos agradecer por este medio a todas las personas que hicieron posible que Agustín esté con nosotros. A los profesionales del Hospital Cuenca, que lucharon para mantenerlo a salvo, a todo el personal de alojo y a la Doctora intensivista Lina, quien acompañó a su familia de una manera cálida y empática”.
Y no se quiso olvidar de “los Bomberos de Cañuelas, que lo asistieron en primera instancia. La lista es larga. Agradecemos a toda la comunidad de Cañuelas por estar presente en cada oración de ‘Agus’, los que donaron sangre y los que se pusieron a disposición”.