Florencia, la víctima, se acercó al centro de la ciudad a las 10:20 de este martes para realizar unos mandados. Estacionó su Peugeot 308 gris (dominio OYA 941) a cinco metros de la Avenida Libertad, sobre Acuña. Bajó, cerró el auto activando el cierre centralizado y comenzó a caminar por la calle principal hacía una blanquería que está ubicada a media cuadra.

“Me bajé del auto con la billetera, lo cerré con el automático y compré algo en un negocio. No tardé más de cinco minutos. Volví al auto, lo destrabé y la verdad no sé si estaba abierto o no porque no escuché el ruido. Cuando me subo al auto el asiento del conductor estaba desplazado hacia atrás, entonces ahí asumo que algo raro pasó. De hecho en un momento pensé que no era mi auto porque el asiento estaba tan atrás que no llegaba a los pedales”, contó Florencia a NacPop.

“Arranco rápido porque estaba mal estacionada y ahí me di cuenta que me faltaba una cadenita de oro y una suma importante de dinero que tenía para hacer un pago. Estoy indignada”, describió la víctima.

Lo cierto es que al observar las cámaras del bar situado en la esquina donde se suscita el hecho, se logra divisar a una mujer de pelo oscuro que llega a pie por la avenida, en contra del sentido de los autos.

La mujer no iba buscando una oportunidad azarosa, caminaba decidida y apurada hacía la puerta delantera izquierda del Peugeot, Llevaba colocado un barbijo, pantalón verde, cartera brillosa y una remera a pintitas.

La malandra ingresa al 308 como si fuese suyo, sin forzar la puerta. Comienza a revolver todos los recovecos de la parte delantera del vehículo. Toma la bijouterie de entre los asientos, la plata de la cartera y escapa caminando por Libertad, haciendo el camino inverso.

La teoría más sólida es que la malviviente estaba acompañada y que utilizó un inhibidor de señal para bloquear la indicación que emitió Florencia con el control al bajar de su auto.